UN PROTAGONISTA DE LAS OBRAS: EL LADRILLO CERÁMICO

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Un protagonista de las obras. Su historia, composición y las principales características.

Ahorrar energía es una de las premisas en la construcción de todo el mundo. Ese criterio trajo consigo nuevos sistemas que no sólo tienen en cuenta el diseño, sino también los materiales. En ese marco se incluyen los ladrillos cerámicos, cuyo origen se remonta a la necesidad de hacer más liviano el ladrillo común. Así, tras algunos ensayos, se le incorporaron perforaciones horizontales. Más tarde, los italianos y los alemanes desarrollaron un ladrillo cerámico de tubos verticales, confiriéndole al producto un detalle que le faltaba: gran resistencia.

“Las múltiples paredes internas que se le agregaron ofrecían las condiciones apropiadas para soportar cargas, por lo que, a partir de ello se podían emplear como portantes sin modificar su peso de manera significativa, además de presentar gran durabilidad y ser fáciles de manejar en obra”, dice Néstor Iparraguirre, de Palmar.

 Composición

Estamos ante un material más liviano y de mayor rendimiento a partir de una mezcla de arcillas y agua, que es la base de la cerámica roja. Esa mezcla se moldea luego en un proceso de extrusión realizado  por  una  máquina  ladrillera.

Ya conformados, los ladrillos se someten a secado artificial en grandes cámaras, a una temperatura entre 80°C y 90°C. Así, se obtiene un producto con las características físicas y mecánicas del adobe. Luego, estas piezas se colocan en hornos continuos de cocción a entre 900°C y 950°C, obteniéndose los bloques y ladrillos de cerámica roja.

Principales características

Hoy, gran parte de las construcciones que se levantan, ya sean viviendas o edificios en altura, incluyen al ladrillo hueco cerámico, por sus características intrínsecas. Se trata de un producto resistente que permite reemplazar las paredes de ladrillos comunes con menos espesor de muros y bajo costo final. Además, por su capacidad portante, puede sustituir a la tradicional estructura independiente de hormigón armado.

“un ladrillo portante de 18 centímetros tiene una resistencia de 140 kilogramos por centímetro cuadrado en ensayo de laboratorio (según normas IRAM de requerimiento). Uno común ensayado de la misma manera, hasta 70 kg/cm2, y un bloque de hormigón 55 kg/cm2”

Finalmente, corresponde destacar el coeficiente de transmitancia térmica (Valor-U) como una de sus características sobresalientes. Los diseños de los ladrillos cerámicos portantes de cuatro cámaras tienen un coeficiente de 1,35, en tanto que el común tiene 1,65 y el bloque de hormigón 1,37.

 Diferentes tipos

Sin dudas, el ladrillo cerámico portante es el más promocionado por sus características, pero la oferta se complementa con:

 

  • Ladrillos no portantes o huecos a tubos horizontales. Se utilizan para la construcción de muros a los que no se les transmiten cargas provenientes de todas las estructuras resistentes (vigas y columnas) de hormigón armado.
  • Ladrillos para losa. Son ladrillos utilizados en la ejecución de losas simples y dobles.

Ventajas de obra

-Se comercializan en cualquier casa de materiales de construcción y ferreterías.

-Son de fácil colocación, por lo que no requieren mano de obra especializada para trabajarlos.

-Se manejan con relativa facilidad, ya que tienen bajo peso, a pesar de su tamaño. Por ello, no demandan grandes esfuerzos físicos en los operarios, lo que disminuye el riesgo de accidentes.

-Dadas sus características de elaboración, se pueden cortar fácilmente.

-Se adaptan a cualquier proyecto y diseño.

-Resistente.

-Buen aislante térmico.

 

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