El país enfrenta un déficit estructural que podría tardar tres décadas en resolverse si no se incrementan los niveles de inversión. Autoridades del sector destacan la profesionalización de las empresas locales y un mejor panorama para 2025.
Paraguay requiere al menos USD 30.000 millones en infraestructura para alcanzar un nivel adecuado que permita responder a las necesidades actuales y futuras del país. Así lo señaló Paul Sarubbi, presidente de la Cámara Vial Paraguaya (Cavialpa), en una entrevista con el medio 5 Días, en la que advirtió que, al ritmo actual de inversión pública, la brecha podría tardar más de 30 años en cerrarse.
Actualmente, el Estado destina unos USD 1.000 millones anuales a obras públicas. Esta cifra resulta insuficiente para atender la deuda acumulada en infraestructura básica como rutas asfaltadas, puentes, viaductos y pasos a desnivel, sin considerar nuevas demandas ni los costos de mantenimiento.
En ese contexto, Sarubbi insistió en la importancia de entender la infraestructura como un eje central para el desarrollo social, tanto en el área metropolitana de Gran Asunción como en zonas rurales del interior del país.
El presidente de Cavialpa destacó especialmente la situación de Gran Asunción, donde existe una deuda histórica en términos de conectividad vial. Como ejemplo de avance, mencionó la futura autopista elevada que unirá las avenidas Ñu Guasú y Silvio Pettirossi, una obra que calificó como fundamental para mejorar la movilidad urbana y emblemática por su complejidad técnica.
Capacidad local y obras emblemáticas
Sarubbi también puso en valor la profesionalización del sector de la construcción en Paraguay. Según afirmó, las empresas paraguayas han demostrado estar a la altura de los grandes desafíos, alcanzando estándares internacionales en proyectos de gran envergadura. Entre ellos citó el puente Héroes del Chaco, la duplicación de la Ruta Transchaco, las Rutas 2 y 7, y la defensa costera de Pilar, esta última con estaciones de bombeo integradas para la gestión de aguas pluviales.
“Hoy puedo afirmar con certeza que las empresas paraguayas no tienen nada que envidiar a las extranjeras”, expresó, subrayando la evolución técnica y profesional de la mano de obra nacional.
Expectativas para 2025
Mirando al futuro inmediato, el dirigente gremial señaló que 2025 se perfila como un año más prometedor para el sector, debido a la convocatoria de numerosas licitaciones. No obstante, advirtió que los tiempos de ejecución aún dependen de la agilidad del aparato estatal.
“Entre que se llaman las licitaciones, se firman los contratos, se paga el anticipo y se inicia la obra, pasan varios meses. Pero ya este año estamos viendo un mayor dinamismo en los procesos”, afirmó Sarubbi, con optimismo respecto al próximo año.
En un país con grandes necesidades y potencial de desarrollo, la infraestructura se consolida como una prioridad clave. Lograr avances sostenidos dependerá, en gran medida, de un compromiso firme con la inversión pública y la eficiencia en la gestión de los proyectos.
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